La escritura disortográfica no se debe por desconocimiento del español; sino que los usuarios reservan la escritura tradicional para determinados géneros textuales.
A pesar del carácter efímero de las nuevas tecnologías de la información, la generalización de la comunicación a través de Internet y de los dispositivos de telefonía móvil ha significado un inesperado auge de la escritura y la lectura, así como la aparición de la "escritura disortográfica", que puede definirse como aquella que se aparta intencionadamente de la norma académica.
Así lo señala Alejandro Gómez Camacho, académico de la Facultad de Ciencias de la Educación, de la Universidad de Sevilla, España, en el nuevo número de Didac, publicación semestral de la Universidad Iberoamericana dedicada a difundir conocimientos, opiniones y reflexiones en torno a temas y problemas relacionados con la educación.
En su artículo "La norma disortográfica en la escritura digital", Gómez Camacho precisa que la escritura disortográfica, compartida por el emisor y el destinatario y utilizada en las redes sociales y mensajes SMS, no se debe enteramente a textos originados a partir del desconocimiento o del desprecio del español; sino que muchas veces los escriben parlantes competentes que reservan la escritura tradicional para determinados géneros textuales, pero que aceptan una escritura distinta, impregnada de oralidad, exclusivamente para la interacción digital.
Y es que si bien la generalización del Internet entre los jóvenes ha revitalizado la escritura como medio de comunicación cotidiana, no favorece necesariamente el uso de la escritura estándar que entendemos comúnmente como la norma culta del español.
Esto se debe a que los nuevos procesos de escritura digital emplean nuevos géneros textuales en los que la ortografía y la gramática pierden importancia frente a la rapidez y la funcionalidad de las comunicaciones que se intercambian en las redes sociales.
Los nuevos géneros textuales propios de estas redes podrían clasificarse en dos grupos: los que conservan una vinculación con la norma tradicional culta del español (usados en los perfiles personales y en los blogs) y el resto de los textos que comparten rasgos de brevedad, de oralidad y un carácter efímero que favorecen la adopción de una norma disortográfica.
Según Gómez Camacho, en el éxito de las redes sociales subyace un mecanismo de autorrevelación, que busca obtener beneficios sociales, por lo que la norma disortográfica puede deberse no solamente a la economía de la escritura, sino a una búsqueda de identidad, de pertenencia.
Para el catedrático, a pesar de lo efímero de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, la escritura que utiliza Internet como canal de transmisión se debate inexorablemente entre el empleo de la norma culta, que caracteriza los textos formales, y la incorporación de rasgos propios de la comunicación oral (espontánea y efímera) que suele desembocar en el uso de la escritura disortográfica.
Finalmente, este tipo de comunicación debe entenderse como una característica de los nuevos procesos de escritura y no como un problema de cultura o aprendizaje, sino que por el contrario, la aparición de textos escritos en diversos registros muestra la competencia en distintos géneros textuales y sus diferentes norma escritas.
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