Hay quienes viven preocupados por su sobrepeso, sus niveles de colesterol, por mantener una dieta sana, sin advertir que deberían preocuparse de la misma forma por disminuir el enojo o el malhumor que padecen con frecuencia y consideran una “reacción normal”: los expertos en conductas sociales afirman que la gente que vive en las grandes ciudades se encuentra bajo los efectos de una epidemia de ira, cuyos resultados, en sus formas más tenues, son perturbadores, y en sus formas más graves pueden ser mortales.
El enojo frecuente causa serios problemas en la salud, especialmente por sus efectos sobre el corazón, las arterias y el sistema inmunológico.
Diversos estudios recientemente publicados han demostrado que, en las personas que se enfadan o enojan con facilidad (entendido el enfado o el enojo como el estado de ánimo que suscita la ira contra otras personas), el riesgo de padecer una enfermedad coronaria o un accidente vascular cerebral es notablemente elevado.
En la actualidad se presta especial atención al papel que desempeña la inflamación en el estado de las arterias, y los especialistas hacen foco sobre una sustancia, llamada proteína C reactiva. Han llegado a determinar que su nivel elevado en sangre predice mejor el riesgo de enfermedad cardiovascular o cerebral que el nivel elevado de colesterol.
Un artículo publicado en la revista Psychosomatic Medicine del mes de septiembre de 2004, del Departamento de Psiquiatría y Ciencias de la Conducta, del Duke University Medical Center(de Carolina del Norte, EEUU), mereció un comentario editorial en la revista Science, del mismo mes, titulado “Cuando se enfada, las reacciones iracundas son malas para su salud”. La conclusión del mismo era que tanto las crisis de intenso enojo, como los síntomas depresivos graves, de modo separado y/o en conjunto, se asocian significativamente con elevaciones de los niveles en sangre de la proteína-C reactiva tanto en hombres y mujeres, aparentemente sanos.
Los individuos con enojos frecuentes responden a las situaciones frustrantes con una producción excesiva de hormonas (adrenalina y noradrenalina) que producen una serie de reacciones en cadena que llevan al aumento de la proteína C reactiva. Importantes investigaciones demostraron que cuanto más elevados son los niveles de la proteína C reactiva en la sangre, mayor es el riesgo de sufrir un ataque cardíaco o cerebral. Es de destacar que la intensidad del enojo no tiene que ser muy intenso para perturbar la salud.
Así, el mayor problema lo padecen las personalidades hostiles o aquellas que viven con frecuente malhumor. Los niveles elevados de proteína C-reactiva, muy sencillo de medir en la actualidad, puede predecir la aparición de nuevos eventos coronarios en pacientes con trastornos previos o con antecedentes de ataques cardíacos, asociándose con una mayor mortalidad. Por las lesiones que produce la proteína C reactiva en las paredes de las arterias, también aumenta el riesgo de reoclusión coronaria en pacientes que fueron sometidos a angioplástia y a la colocación de stents
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